Nos bares, nos almoços de fim de semana, nos parques, nos estádios de futebol, andando pelas ruas, calçadas, calçadões e praias, enfim, em qualquer lugar, de manhã, de tarde ou de noite, nós falamos; nós emitimos opiniões. E tem muita gente por aí que opina como quem puxa (ou aperta) a descarga: de forma automática, sem um mínimo de noção ou reflexão, sem pensar no paradeiro e nas conseqüências da sua emissão tão natural, tão flúida...
Por que estou falando isso? Baseado em que eu penso isso? De onde estou falando isso? Ou seja, de que perspectiva? De que ótica? De que recorte? Estas são algumas questões que filósofos e cientistas precisam responder para que suas análises ganhem consistência e abandonem o ato de descomer opiniões.
No texto
El sentido histórico de la teoria de Eistein (http://www.ensayistas.org/antologia/XXE/ortega/ortega4.htm) o filósofo espanhol José de ortega Y Gasset elogia a teoria da relatividade, não somente por seus avanços no estudo da Física, mas principalmente pelo avanço epistemológico de Eistein. Avanço que ultrapassa a postura errônea dos mestres racionalistas (Newton principalmente). Eis algumas coisas ditas neste texto:
" Los viejos absolutistas
(Newton...grifo meu) cometieron en todos los órdenes la misma ingenuidad. Parten de una excesiva estimación del hombre. Hacen de él un centro del universo, cuando es sólo un rincón. Y éste es el error más grave que la teoría de Einstein viene a corregir."
" El espíritu provinciano ha sido siempre, y con plena razón, considerado como una torpeza. Consiste en un error de óptica. El provinciano no cae en la cuenta de que mira el mundo desde una posición excéntrica. Supone, por el contrario, que está en el centro del orbe, y juzga de todo como sí su visión fuese central. De aquí una deplorable suficiencia que produce efectos tan cómicos. Todas sus opiniones nacen falsificadas, porque parten de un pseudocentro. En cambio, el hombre de la capital sabe que su ciudad, por grande que sea, es sólo un punto del cosmos, un rincón excéntrico. Sabe, además, que en el mundo no hay centro y que es, por tanto, necesario descontar en todos nuestros juicios la peculiar perspectiva que la realidad ofrece mirada desde nuestro punto de vista. Por este motivo, al provinciano el vecino de la gran ciudad parece siempre escéptico, cuando sólo es más avisado.La teoría de Einstein ha venido a revelar que la ciencia moderna, en su disciplina ejemplar —la nuova scienza de Galileo, la gloriosa física de Occidente—, padecía un agudo provincianismo."
"Precisemos la cuestión en pocas palabras, pero del modo más claro posible. La perspectiva es el orden y forma que la realidad toma para el que la contempla. Sí varía el lugar que el contemplador ocupa, varía también la perspectiva. En cambio, si el contemplador es sustituido por otro en el mismo lugar, la perspectiva permanece idéntica. Ciertamente, si no hay un sujeto que contemple, a quien la realidad aparezca, no hay perspectiva. ¿Quiere esto decir que sea subjetiva? Aquí está el equívoco que durante dos siglos, cuando menos, ha desviado toda la filosofía, y con ella la actitud del hombre ante el universo. Para evitarlo basta con hacer una sencilla distinción.
Cuando vemos quieta y solitaria una bola de billar, sólo percibimos sus cualidades de color y forma. Mas he aquí que otra bola de billar choca con la primera. Esta es despedida con una velocidad proporcionada al choque. Entonces notamos una nueva cualidad de la bola que antes permanecía oculta: su elasticidad. Pero alguien podría decirnos que la elasticidad no es una cualidad de la bola primera, puesto que sólo se presenta cuando otra choca con ella. Nosotros contestaríamos prontamente que no hay tal. La elasticidad es una cualidad de la bola primera, no menos que su color y su forma; pero es una cualidad reactiva o de respuesta a la acción de otro objeto. Así, en el hombre lo que solemos llamar su carácter es su manera de reaccionar ante lo exterior -cosas, personas, sucesos.Pues bien: cuando una realidad entra en choque con ese otro objeto que denominamos "sujeto consciente", la realidad responde apareciéndole. La apariencia es una cualidad objetiva de lo real, es su respuesta a un sujeto. Esta respuesta es, además, diferente según la condición del contemplador; por ejemplo, según sea el lugar desde que mira. Véase cómo la perspectiva, el punto de vista, adquieren un valor objetivo, mientras hasta ahora se los consideraba como deformaciones que el sujeto imponía a la realidad. "